Nativos
tienen una alternativa para combatir tala ilegal y narcotráfico
Martes, 15 de AGOSTO de 2013 | 4:30 am
Alerta. La
certificación implica el máximo aprovechamiento de la madera con un corte del
árbol de tal forma que al caer no cause mayor daño al bosque.
En Ucayali.
Ashéninkas de Puerto Esperanza, en alianza empresarial, aprovecharán su bosque
sin depredarlo. Recibirán por la madera monto anual de casi medio millón de
soles durante próximos 20 años.
Liliana Rojas/
Fueron llegando de a pocos a Atalaya, allá por los años 50, con la
esperanza de encontrar tierras para cazar y sembrar como sus ancestros. Huían
de los efectos de la "fiebre del caucho" que había esclavizado a sus
padres. Casi tres décadas después, a orillas del río Ucayali, estos ashéninkas
crearon la comunidad Puerto Esperanza.
Pero cuando parecía que habían logrado asentarse en un lugar seguro de
Ucayali, surgió otro peligro: el terrorismo que enfrentaron con comités de
autodefensa que hasta hoy mantienen, aunque su tarea ahora es evitar el acceso
de los madereros ilegales y de las mafias del narcotráfico al territorio
comunal.
Desde hace varios años, afirma el presidente de la Federación de Comunidades Nativas Ashéninkas de Atalaya, Carlos Vásquez, los madereros hacen de las suyas en Ucayali.
Desde hace varios años, afirma el presidente de la Federación de Comunidades Nativas Ashéninkas de Atalaya, Carlos Vásquez, los madereros hacen de las suyas en Ucayali.
"Engañan a las comunidades. Como no tenemos dinero, nos dicen que
paguemos su servicio de tala con madera extraída, pero finalmente nos pagan
menos y hasta nos dejan de pagar", se queja el dirigente mientras nos
muestra, desde el "pequepeque" donde viajamos, los enormes troncos
colocados por madereros a orillas del Ucayali, listos para ser trasladados a
Pucallpa para su transformación.
El mayor potencial económico de las 150 comunidades nativas en Atalaya aún
son sus bosques, pero no poseen los medios ni los conocimientos necesarios para
aprovechar los recursos forestales sin depredarlos.
De esta situación, afirman, sacan ventaja los madereros que no les pagan un precio justo por la madera y, al contrario, incluso, los dejan con deudas con el fisco.
De esta situación, afirman, sacan ventaja los madereros que no les pagan un precio justo por la madera y, al contrario, incluso, los dejan con deudas con el fisco.
En Puerto Esperanza los nativos viven de la caza, la pesca y la
agricultura, cuyos productos comercializan, pero que no les alcanza para cubrir
sus necesidades básicas. Por un kilo de arroz reciben apenas S/. 0.30.
No poseen agua potable ni alumbrado público. Tampoco servicio telefónico.
No poseen agua potable ni alumbrado público. Tampoco servicio telefónico.
Los servicios de educación y salud son limitados. Hay una escuela con 6
profesores bilingües que dictan clases en primaria y en solo tres grados de
secundaria. La población es muy joven: el 25% de los habitantes tienen entre 1
y 6 años.
Casi todas las mujeres adultas, dedicadas a la chacra y crianza de los
hijos, son analfabetas. "Dije que tengo 30 años para tener mi DNI, pero no
sé", se sincera Matilde en su idioma nativo. Ella tiene 6 hijos y con sus
gemelos en brazos –de un mes de edad– se aleja porque su casucha de palmera
está a media hora de viaje en canoa y es casi de noche.
El profesor Nilo Barraza que hace de traductor, lanza otra
preocupación: los jóvenes acaban su secundaria pero no tienen medios económicos
para seguir estudios superiores. El programa Nopoki es una alternativa de
educación superior gratuita pero solo para quienes desean ser educadores
y pueden costear su permanencia en Atalaya o movilizarse diariamente a esa
ciudad con viajes de ida y vuelta de dos horas o más.
"¿Beca 18? ¿Qué es?", refiere Félix Vásquez Sánchez (17), para quien el promocionado programa estatal de ayuda a estudiantes de escasos recursos no significa nada.
"¿Beca 18? ¿Qué es?", refiere Félix Vásquez Sánchez (17), para quien el promocionado programa estatal de ayuda a estudiantes de escasos recursos no significa nada.
NEGOCIO EQUITATIVO
Los nativos de Puerto Esperanza tienen ahora una oportunidad de negocio más
equitativo de su madera, que impulsa el proyecto Amazonía Viva (financiado por
la comunidad europea) que no están dispuestos a perder.
Tras haber logrado la aprobación del plan de manejo de bosques que obliga
la ley y la certificación de sus recursos forestales, que le garantiza mayores
oportunidades de venta, la comunidad ha firmado un contrato con el Consorcio
Forestal Amazónico (CFA) para la tala de madera que le permitirá obtener casi
medio millón de soles en la quincena de noviembre y una cantidad similar durante
los 19 años siguientes.
Este acuerdo, a diferencia de otros contratos, es ambientalmente responsable, pues el CFA está certificado por el ForestStewardship Council- FSC, que garantiza que todas las operaciones realizadas en el bosque se hagan con el menor impacto posible sobre los animales y plantas. Los nativos pagarán la tala con madera, pero la de mayor precio será para ellos.
Este acuerdo, a diferencia de otros contratos, es ambientalmente responsable, pues el CFA está certificado por el ForestStewardship Council- FSC, que garantiza que todas las operaciones realizadas en el bosque se hagan con el menor impacto posible sobre los animales y plantas. Los nativos pagarán la tala con madera, pero la de mayor precio será para ellos.
Para evitar dudas del cumplimiento de la certificación, 6 comuneros
–previamente capacitados por Amazonía Viva– fiscalizan a diario la tala y
arrastre de la madera hacia el puerto de Galilea de donde será llevada a
Pucallpa por el comprador final. Además, vigilan el cumplimiento de las normas
de seguridad y que las quebradas, por donde discurre el agua, no sean
contaminadas.
Con las ganancias, los nativos prevén financiar el plan operativo anual del
bosque 2013, la construcción de la posta médica y el arreglo del local comunal.
El dinero restante será repartido entre las 78 familias, unos 1500 soles para
cada una, que con seguridad jamás pensaron tener.
Modelo de
negocio podría replicarse
La tala y el comercio ilegal de madera es difícil de controlar en Ucayali,
admite el director de recursos naturales y gestión de medioambiente de la
región Ucayali, Franz Tang Jara.
En Pucallpa se procesan ingentes cantidades de madera extraída en Ucayali y
en Loreto. Los madereros, con argucias, "blanquean" la madera ilegal
y es casi imposible evitar que lo hagan.
Según cifras estimadas este ilegal negocio mueve entre 30.000 y 100.000 millones
de dólares en la amazonía y África central.
Tang sostiene que la acción represiva es insuficiente, por lo que es la
práctica sostenible del bosque la solución a esos ilícitos negocios. Por ello
considera que debería replicarse el modelo de negocio de Puerto Esperanza
"en el que ganan los comuneros y el mundo".
INTEGRANTES :
VALDIVIA WONG ENZO FABRIZZIO
RENGIFO PIZANGO LEWIS ALEXIS
AREVALO BARDALEZ SASKIA
ALUMNOS DEL 3 E - CMSPP
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